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Practicando el Zen de Cada Día

By: Norman Fischer, Zoketsu Norman Fischer | 03/01/2001
Location:
In Topics: Everyday Zen

En esta plática, Zoketsu discute las actitudes y prácticas fundamentales para estudiar y practicar el Zen como un camino comprometido dentro de la matriz de la vida cotidiana.Practicando el Zen de Cada Día
por Zoketsu Norman Fischer

escrito en marzo del 2001

La declaración de la misión de mi organización, The Everyday Zen Foundation, dice así, "Nosotros creemos en la posibilidad de una renunciación comprometida: estar en el mundo pero no ser del mundo, vivir una vida religiosa totalmente comprometida que no excluye la familia, el trabajo y un poderoso interés en el mundo. La misión del Zen de Cada Día es llevar la actitud y el espíritu del Zen al mundo en una gran variedad de situaciones, tradicionales y no tradicionales".

Y continua, "El Zen de Cada Día comprende a la gente centrada en la comunidad. No tiene un lugar especial y todo lo que hace lo hace con un espíritu de colaboración y de amistad y con la fe de que todos deseamos y necesitamos comprometernos en algún tipo de práctica espiritual para beneficiarnos a nosotros mismos y a los otros y que esto podemos hacerlo en conjunto.

Uno lee muchas elevadas declaraciones como ésta e incluso uno las escribe. ¿Pero qué significan éstas verdaderamente? Yo las leo una y otra vez y pienso que son no sólo palabras, creo realmente en ellas, que son algo realmente serio.

La practica espiritual no es algo pre-digerido y previamente arreglado u ordenado. No es alguna norma o regla a la que nos adherimos ni alguna autoridad externa a la que se supone debemos reverenciar. La practica espiritual real es la honestidad y realidad de nuestras vidas y encontrar como llevar la verdad allí en lugar de creer que tenemos que ir a un lugar especial y conformar nuestras vidas con alguna norma preexistente. Es por ello que yo siempre digo que el Zen de Cada Día no tiene templo al que se supone debes ir. El templo es tu vida, tus relaciones, tu trabajo, tu mente y tu corazón: ese es el templo. Tu siempre estas practicando allí. Nosotros nos reunimos allí para alentarnos unos a otros.

Existe un importante poema del Soto Zen llamado Sandokai, Fusión de la Diferencia y la Unidad, con una línea que dice así: "No construyas normas o reglas a tu medida" ("Don't make up standards on your own"). Nosotros leemos y cantamos esta línea durante los servicios y creemos que su significado es "Oh, yo necesito conformarme a las normas o reglas de alguien más y no a las mías". Yo he reflexionado sobre esta línea durante muchos años y recientemente me di cuenta lo que realmente significa y es que no hay normas. Esto de "no normas" no significa anarquía ni regirse por caprichos, es decir, que cualquier práctica que nos guste o queramos es la practica para nosotros. "No normas" apunta hacia el desarrollo de nuestras vidas sin ninguna preconcepción. "No normas" significa que realmente no hay normas, no hay normas que se apeguen a las expectativas del ego o cualquier otro tipo de normas. En otras palabras nosotros practicamos de acuerdo con nuestras propias necesidades y deseos – pero nuestras necesidades y deseos reales. Todos nosotros tenemos que vencernos a nosotros mismos, ir mas allá de nosotros mismos e ir dentro de nosotros mismos tal como realmente somos. Y esto, me doy cuenta, es un asunto complicado.

La frase "Zen de Cada Día" fue hecha famosa por Joko Beck quien escribió un libro con ese título. Joko es muy buena maestra y la respeto profundamente por hacer énfasis en esta frase. Ella también piensa de la misma manera respecto a que la práctica es acerca de nuestra vida cotidiana, no de algo especial. (Creo que Joko escribió un libro al que llamó "Nada Especial").

La frase original viene de una antigua historia Zen, un diálogo entre Zhaozhou y Nanquan. Zhaozhou es uno de los maestros más hermosos de la tradición Zen, un favorito de Suzuki Roshi y también mío. Él comenzó a enseñar hasta que tuvo 80 años. Él era muy simple y muy humilde porque él estaba más allá de tener que probar algo. Zhaozhou es el que respondió "Mu" cuando alguien le preguntó "¿Un perro tiene la naturaleza de Buda?" Y él también es el autor de uno de mis dichos favoritos del Zen. Cuándo se le preguntó "¿Qué es zazen ?" él respondió: "Es no zazen". Y alguien dijo "¿Cómo zazen puede ser no zazen? Y Zhaozhou dijo: "Está vivo."

Nanquan fue maestro de Zhaozhou y esta frase "Zen de Cada Día" viene de una dialogo entre ellos. Zhaozhou preguntó ¿Cuál es el Camino? y Nanquan respondió: "El Zen de Cada Día es el Camino". Zhaozhou dijo "¿Bien, y qué podemos hacer acerca de eso?" o ¿Qué podemos hacer con eso?" Nanquan respondió: "Si tu tratas de hacer algo con eso, ya lo pierdes? Zhaozhou dijo "Bien, entonces ¿cómo podemos saber si es el camino? Si nosotros no podemos hacer nada con eso, ¿Cómo podemos saber cual es el camino? ¿Cómo podemos practicar? Y Nanquan respondió: "El camino no es un asunto de conocer o no conocer. Conocer es una exageración. No conocer es solamente una estupidez. El camino es abierto, vasto y vacío. ¿Por qué insistes en reducirlo?"

Es de lo anterior de donde proviene la frase "El Zen de Cada Día" Y este Zen de Cada Día, la mente cotidiana, es realmente la esencia de la contribución del enfoque Zen al budismo. "¿Cuál es el Camino?" "La mente de cada día es el Camino".

Bien, íeso es una gran noticia! Nosotros no tenemos que hacer algo especial: no tenemos que ponernos una ropa especial, o caminar en rueda quemando incienso, y cosas por el estilo. La mente de cada día, la mente ordinaria es el camino. Eso es excelente. Nosotros somos libres de toda esa faramalla.

Pero esto tampoco resulta tan alentador porque ¿Qué es entonces lo que se supone tengo que hacer? Si la mente de cada día es el camino y eso es lo que he estado haciendo toda mi vida y aún continuo sintiéndome miserable y confuso, entonces que significa esto. Es por esa razón que decidí tomar una práctica en primer lugar. Se supone que me ayudaría con todo esto. ¿Y ahora qué? Seguramente hay algo más. Seguramente hay algo que se supone debo hacer.

Las acciones cotidianas, las cosas ordinarias, hablar con alguien, desayunar, lavar los trastos etc. etc., estas cosas que nosotros hemos limitado y reducido por nuestras preconcepciones y hábitos mentales, por nuestro acondicionamiento, por nuestros hábitos del ego, son en realidad algo maravilloso, vasto, desconocido, misterioso. Si solamente pudiéramos dejar ir y despojarnos de nuestras preconcepciones, nuestra forma limitada de ver las cosas, nosotros podríamos encontrar gozo y satisfacción en un nivel religioso, no sólo con humo e incienso, en paz y quietud o con cantos y rituales, sino con todo. Realmente con todo en nuestras vidas. Este es el mensaje y la comprensión Zen. Dejar que la luz interior de todas las cosas brille. Y esto es lo que creo hace a la práctica del Zen tan maravillosa, el reconocer que no es una actividad especial – es cada una de las actividades que realizamos durante nuestra vida diaria. Reconocer, como dice Nanquan, la vastedad y apertura de toda nuestra experiencia es ver la verdad de la frase del Sutra del Corazón que dice "La forma no es otra cosa que vacuidad y la vacuidad no es otra cosa que forma". Todas las cosas son Vacío, pero la vacuidad no es algo especial: ella no tiene una realidad externa a lo que aparece. No hay otra esfera de vacuidad allá en la distancia. No hay otro Dios que el Dios que aparece aquí y ahora, en cada momento de experiencia y esto lo sentiríamos si solo pudiéramos experimentar libremente la dimensión real de esa experiencia.

Ultimamente he estado pensando en esta vacuidad, esta forma de Dios como algo potencial. Lo potencial, la potencia de cada momento. Potencial es un concepto extraño, así como también el de vacuidad. Lo potencial es y no es al mismo tiempo; esa es su esencia: tanto ser como no ser. Si algo es potencial uno lo siente, lo potencial es algo real que está allí en alguna forma. Y sin embargo no es real, no está allí, porque tan pronto como se hace presente, se hace real, ya no es potencial. Lo real y lo potencial son exactamente opuestos. Ellos se oponen lógicamente. Algo que es potencial no es real. Cuando llega a ser real ya deja de ser potencial. Por lo tanto lo potencial es un poder en las cosas que esta realmente allí y sin embargo no se manifiesta en la forma en que nosotros pensamos las cosas se manifiestan. Cada momento es un momento de lo potencial, un momento de poder. La esencia de lo potencial, la esencia de su tremendo poder, es la posibilidad, la posibilidad inherente en cada momento de crecer y desarrollarse. Todas las cosas que suceden, cada momento de nuestras vidas, tiene el poder de transformarnos, de formarnos y desarrollarnos – para bien o para mal. Aún las dificultades tienen ese potencial. Todas las cosas tienen ese potencial, por lo que comenzar a ver nuestras vidas como vacías y por lo tanto llenas de posibilidades y significado quiere decir que dejamos de pensar "Yo quiero esto. Yo no quiero aquello. Esto es bueno para mí. Esto es malo para mí". En lugar de esto nosotros vemos las posibilidades momento a momento en un desarrollo infinito. Esto constituye una sensibilidad muy diferente a nuestra forma habitual de ver los momentos de nuestra vida.

O nosotros estamos dormidos con respecto a ellos o estamos preocupados sobre si son buenos o malos para mí. Como uno de los personajes de Catch-22 nosotros vemos todo o como "una pluma en el sombreo" o como un "ojo negro". Viendo las cosas de esta manera nosotros estamos reduciendo algo que es vasto y poderoso y en transformación en algo completamente mundano y plano. Ver que la vida no es como eso significa saber que todo es Vacío. Eso es lo que significa practicar la mente cotidiana o de cada día, darse cuenta que todo es de esa manera todo el tiempo.

Existe una hermosa definición técnica de la palabra "potencial". En la física potencial es definido como "El trabajo requerido para traer una unidad de carga eléctrica, un polo magnético u una masa desde una posición infinitamente distante a un punto designado, a un punto en un campo eléctrico estático, magnético o gravitacional respectivamente". Traer algo que está infinitamente distante a un punto que está exactamente aquí – eso es lo potencial.

Eso es realmente el Zen de Cada Día, la mente de cada día. Es el Zen básico, el Koan del momento presente. Por eso tenemos todos esos libros acerca del Zen del dibujar, el Zen del correr, el Zen de la motocicleta y el Zen de esto y aquello. Quizá la gente esta sacándole provecho a esta idea del Zen, pero así desarrollada realmente no es muy atractiva. Ello es algo verdadero. Realmente todo tiene este potencial, esta vastedad, esta dimensión de significado.

Todo esto es muy bueno, es muy reconfortante y alentador, es muy metafísico. Pero aún nos quedamos con muchas cuestiones practicas, que quizá es lo primero que está implícito en la pregunta de Zhaozhou: ¿Cómo ponemos todo esto en práctica? ¿Cómo podemos activarlo? ¿Cómo podemos acceder a eso? ¿Cómo podemos comprenderlo en su base, momento a momento, día con día?

Hay dos partes para responder a esta pregunta. Primero, actitud y segundo, actividad. En la practica espiritual la actitud es crucial. La práctica es subjetiva, no objetiva. Esto no significa que sea trivial o inexacta: ello quiere decir solamente que no es objetiva, no es externa. Si tu estudias algo objetivo como la bioquímica, tu comienzas a hacerlo con hechos, hechos externos. Nadie te pide que pases años trabajando con tus actitudes, porque tu actitud no es el asunto, no es relevante. Pero si tú estas comprometido o involucrado en una practica espiritual, tu actitud es muy importante. Ella se expresa a través de toda nuestra practica, ella puede ser el factor condicionante clave en tu estudio. Por lo tanto tu necesitas poner atención a ella y cultivarla en una dirección particular.

Yo deseo hablarte de tres actitudes. La primera es "realmente no puedes hacerlo – es imposible". Yo creo que es muy importante estar claro respecto a este punto, porque nuestro problema es que nos hemos estado esforzando todos los días de nuestra vida, desde el principio hasta el momento actual. "Yo voy a hacer esto. Voy a hacer que esto pase. Yo puedo hacerlo". U otra forma de la misma cosa: "Yo no puedo hacerlo, no soy suficientemente bueno, suficientemente fuerte, suficientemente inteligente, suficientemente bello." Si piensas de acuerdo a la primera fórmula, tu vida puede funcionar hasta cierto grado, ella funciona en un sentido mundano. Tu puedes aprender bioquímica, tu puedes hacer esto y lo otro. Si piensas de acuerdo a la segunda fórmula puedes tener dificultades. La verdad es que todos nosotros pensamos en las dos formas, en diferentes proporciones, dependiendo de nuestro acondicionamiento. Pero cuando la libertad, la libertad real, llega a ser el significado y el propósito de nuestra vida humana ninguna de estas fórmulas de pensar resuelve el problema. Por que en realidad tu no puedes hacerlo. Tu no puedes hacerlo realmente. Al reconocer esto las tradiciones teístas hablan de Dios. Porque nosotros no podemos hacerlo tenemos que llamar a un Otro para que nos ayude – un Otro que en verdad no está en otro lado siendo otro y sin embargo tampoco es reducible a nosotros mismos exactamente.

Porque es exactamente la noción de que es nuestro esfuerzo por hacer y hacer ocurrir y crear nuestras vidas la que nos derrota. Yo he estado estudiando últimamente el Mumonkan, una colección de Koans Zen. Kan significa barrera. Uno está corriendo y topándose siempre contra esa barrera y nunca consigue pasarla. Mu significa no o sin y mon significa puerta, por lo tanto Mumonkan es Barrera sin Puerta. No hay puertas, no hay paso a través de esta barrera. Durante toda tu vida tu te lanzas contra esa barrera una y otra vez pero nunca logras atravesarla por que no hay puerta, no hay manera de atravesarla. No puedo hacerlo nunca. No importa que tan bueno sea; que tan fuerte sea, que tan determinado esté, cuantos periodos de zazen me haya sentado etc. etc. Nunca seré capaz de hacerlo por que no es esa clase de cosa. Esa es la razón por la cual muchos de nosotros intentamos la estrategia – consciente o inconscientemente – de evitar la barrera. Pensado en otra cosa durante cincuenta o setenta años. ¿Por qué no podemos enfrentar la imposibilidad de nuestras vidas tal como ellas realmente se nos presentan? Uno no puede culpar a nadie por eso. Eso sería una respuesta racional. Pero el problema es que no funciona. Porque la barrera no está en otra parte y no es evitable – está exactamente frente a nosotros, en cualquier lugar que estemos. Al final ella siempre nos atrapa. De hecho somos ella. Por lo tanto esto es lo primero que necesitamos reconocer. Solamente dejar ir y relajarnos, saber que realmente no podemos hacerlo. Ninguno de nuestros esfuerzos dará frutos. Esto nos enseña que practicar no se trata de algo que vamos a hacer sino de algo que vamos a deshacer, de algo que trataremos de dejar ir. Practicar es despojarse de algo en lugar de agregar algo extra. Nosotros ya hemos agregado muchas cosas extras, toda una vida de extras. Ese es el problema. No necesitamos mas extras. Necesitamos dejar ir algo. Por lo tanto practicar no es hacer. Practicar es deshacer. Es importante señalar que practicar incluye muchas formas de cultivo y de esfuerzo, pero todo cultivo y esfuerzo es hecho con esta actitud, con ese espíritu y reconocimiento de que se trata realmente de deshacer, descender de la montaña y no de escalarla. Cuando nosotros cultivamos a partir de esta actitud, la actitud de dejar ir y de tener confianza, podemos conseguir una gran relajación aún si estamos trabajando duro en nuestra práctica. Nosotros hacemos esfuerzo en varias formas para trabajar sobre nosotros mismos, no es que no hagamos esfuerzo. Pero la actitud detrás de ese esfuerzo es la de deshacer, no la de hacer; liberar y dejarse caer, no la de mantener o construir. Dejar ir, no construir; lanzar las cosas lejos en lugar de agregar algo extra. Cuando nosotros cultivamos con ese espíritu y esa actitud, nos relajamos. No estamos bajo presión. Puede haber gran gozo en nuestro esfuerzo, aún cuando nos demos cuenta de que no tiene un final. La presión se presenta cuando pienso, "Yo necesito algo. Tengo que conseguir algo". El relajamiento viene cuando pienso, "Yo estoy solamente haciendo esto. No hay forma de hacerlo, pero lo estoy haciendo de todos modos y lo dejo ir, y no estoy preocupado de lo que sucederá".

Esa es la primera actitud para la practica del Zen de Cada Día. La segunda actitud es en mucho un corolario de la primera y hace la primera actitud posible. Es el desarrollo gradual, a través del tiempo, de la dedicación, la fe, la devoción y la confianza en nuestra practica en si misma – en nuestro propio cuerpo y mente y en nuestra practica.

Esto es algo que tampoco tu puedes producir. "OK, comenzaré mañana y voy a tener fe, dedicación y confianza en la practica y en mi propio cuerpo y mente". Esto es algo que toma tiempo. Que se mostrará con el tiempo. Manteniendo la practica aún cuando parezca aburrida o inútil. Nuestro estilo de practica, la del Zen de Cada Día, que es el estilo de Suzuki Roshi, no es algo brillante. Es más bien algo que se muestra diariamente, un cotidiano ser estúpido y hacerlo. Solamente hacerlo. Uno encuentra que con el tiempo, con el sólo hecho de hacerlo cada día, emergerá gradualmente un fuerte sentido de dedicación y de fe de tal manera que serás inamovible. Incluso tu no te darás cuenta de ello. Pero esta allí. Y no estás preocupado acerca de que tan bueno o malo eres o que es lo que necesitas o no necesitas. Solamente hay una sensación o sentimiento de que la vida en si misma, la practica en si misma, te impulsa siempre, siempre te muestra que hacer – siempre estás sostenido, no necesitas preocuparte. No necesito crear mi vida. Mi vida me crea a mí.

Y la tercera actitud, es este sentimiento de estarse moviendo hacia un espíritu de renunciación del cual yo he hablado muchas veces. Ustedes saben, esto resulta extraño: aún cuando la esencia de la forma que estamos practicando juntos es que todos tenemos nuestra vida, nuestro trabajo y familia y no somos monjes o aspirantes a serlo, ustedes pensarán que la idea de renunciación es extraña a lo que estamos tratando de hacer. Pero yo me encuentro una y otra vez volviendo a la importancia crucial de la renunciación.

¿Que es realmente la renunciación? En general, nosotros pensamos que es una suerte de privación. La vida tiene cosas muy buenas y por lo tanto una persona que es un renunciante noblemente abandona todas estas buenas cosas y vive una vida de privación. Nosotros podríamos pensar que esto es admirable o que es una locura pero en cualquier caso lo cierto es que es muy difícil abandonar todas estas cosas buenas.

Yo no pienso que eso sea la verdadera renunciación. Si alguien piensa eso y renuncia a muchas cosas en el curso de la practica espiritual, privándose a sí mismos de ser felices, renunciando a las cosas hasta sufrir y soportar dificultades: para mí este espíritu es verdaderamente distorsionado e infeliz. Yo no pienso que esto sea la renunciación. Renunciación realmente significa dejar ir, llegar a estar libre de apegos conceptuales.

Literalmente, renunciar es una forma de declaración que uno hace dentro del corazón de dejar ir. Es realmente una forma de anunciación. Ella viene de la misma palabra como anunciar y anunciado. Por lo tanto hay una anunciación y una renunciación. La anunciación se da cuando tú eres declarado como siendo algo. Tú eres esto y aquello, esa es tu situación. Y la renunciación ocurre cuando te das la vuelta y dejas ir esa cosa que ha sido anunciada. Por ejemplo, cuando la reina es coronada y en la ceremonia de coronación ella es declarada reina y entonces más tarde ella se pone de pie y declara, "Yo renuncio al trono". Ella renuncia a toda esa carga de la designación y es libre. Con la renunciación hay un reconocimiento de que aquello que se supone que tu tienes en realidad nunca lo has tenido, porque nunca fue factible de ser poseído. No es que tú estés renunciando a algo. Tu estás reconociendo que nunca podrías poseer lo que tu creías que tenías: tu identidad, tus posesiones. De todas maneras, la reina nunca fue la reina. Eso sólo era una designación social. Renunciar al trono es solamente admitir lo que era así desde el principio.

Es chistoso, la gente tiene muchas posesiones y ellos mueren. Las posesiones no se evaporan cuando ellos mueren. En lugar de eso los familiares comienzan a pelear por ellas. Eso es lo que pasa siempre. Eso es lo que he visto muchas veces. Es algo muy indigno pero sin embargo es muy común. Entonces ¿quién posee esas posesiones? La persona está muerta. Las personas vivientes están miserablemente agitadas. Mientras tanto las posesiones mismas, las casas, los barcos, los coches, las cuentas de banco, los muebles antiguos, todos ellos están quietos y serenos. Las posesiones nos poseen, nosotros no las poseemos. Nosotros decimos que trabajamos por dinero: es verdad y más literal de lo que pensamos.

No obstante, tu puedes reconocer eso desde el principio y decirte, bien, todas estas posesiones, incluyendo mi propio cuerpo, mi identidad: yo no las poseo ni nunca las he poseído. Entonces las puedes dejas ir. Yo no quiero decir con esto que las abandones, aunque quizá podrías hacerlo. Pero internamente tu comprendes su naturaleza y tu propia naturaleza. Dejas de estar enloquecido y oprimido por la situación. Esto es renunciación.

Por lo tanto nosotros renunciamos a nuestros familiares, a nuestro trabajo, etc. etc. Aún cuando esto constituye nuestra vida nosotros renunciamos a todo de tal manera que todas estas cosas puedan ser vehículos para nuestra práctica. Por extraño que parezca, nosotros renunciamos a todo de tal manera que realmente podamos disfrutar, usarlas, ser usado por ellas en una forma buena, con libertad y amor en lugar de apego, confusión, estrés y en lugar de sentirlas como una carga. Cuando nos relacionamos con nuestro trabajo en una actitud de renunciación, dejamos de pensar, "Yo soy mi trabajo". Y nos damos cuenta que el trabajo que acabamos de realizar ha terminado, está completo. Cuando nosotros lo vemos de esta manera ese trabajo se convierte en un vehículo para la práctica, algo que puede ser interesante y disfrutarse aún cuando sea duro. Todo trabajo se ve como cualquier otro trabajo, por ejemplo, abogacía, medicina, jardinería o diseño. En realidad es un trabajo espiritual. Cuando nosotros renunciamos a nuestra familia, no la dejamos o la rechazamos, nosotros la amamos en forma más pura, con mayor amplitud. Pues eso es lo que sucede cuando dejamos ir el apego y la auto-identificación: nosotros dejamos ir el deseo, lo que equivaldría a una cierta forma dejar ir la idea de que estas cosas son nuestra posesión.

Por lo tanto yo considero que la renunciación es necesaria para la felicidad y el amor. Es la puerta de entrada a la felicidad. No una cosa prohibida exclusiva de monjes, monjas y ascetas. Yo creo que la renunciación monástica es algo hermoso, rara pero hermosa cuando sucede. Pero la renunciación en el mundo es también algo hermoso – y desde mi punto de vista, algo necesario. Con la renunciación nosotros podemos ver realmente nuestra practica como la totalidad de nuestra vida, no algo sólo para hacer los domingos o en retiros o en algún lugar distante. La practica llega a ser siempre un asunto de aquí y no de por allá. Ella llega a ser un asunto de dedicación total y de renunciación total todo el tiempo, de abrirnos al prodigio del mundo y a la posibilidad de amar y a esta tarea de beneficiar a otros la cual hacemos con gran alegría.

Esto es lo que significa renunciación. Así encarnamos tres actitudes: primero reconocer que nosotros no podemos hacerlo, segundo tener fe y dedicación en nuestra practica y tercero cultivar el espíritu de renunciación. Estas son las tres actitudes básicas o fundamentales que caracterizan y soportan la practica del Zen de Cada Día. Sin embargo, aún tenemos que enfrentar esta cuestión: ¿Cómo vamos a hacer esto? ¿Cómo vamos a cultivar estas actitudes? ¿Cómo vamos a llevar a cabo concretamente todo esto? Ahora vamos a hablar de la segunda parte, las actividades de la practica. Yo sugiero que practiquemos de la siguiente manera:

Yo creo que realmente la práctica regular de la meditación o alguna otra forma de práctica que nos lleve a la tranquilidad, nos conduce al cero o nos eleva hacia la posibilidad de alcanzar el cero. La referencia cero, aun si no podemos conseguirla es necesaria. Teóricamente no es necesaria. Teóricamente no tenemos que hacer nada – nosotros somos en él cero o ya estamos en él. Pero hablando prácticamente es necesario, de lo contrario solo estamos sosteniendo una ideología pero no practicando, que después de todo es una forma de ser, no de pensar. Por lo tanto nosotros necesitamos meditar regularmente u orar – si es posible diariamente. Si no es posible diario, hacerlo regularmente, lo cual quiere decir que nuca nos alejaremos de la práctica, nunca dejaremos de estar en contacto con ella. Ella esta siempre allí: es como nuestra huella digital.

La mejor hora para meditar es la mañana muy temprano antes de que tu mente comience a trabajar duro y el día empiece a caminar. Quizá puedes tener un pequeño altar, una varita de incienso. Puedes hacer una reverencia ante el Buda y sentir que dedicarás el tiempo que permanezcas sentado al Buda, a Dios, aquello a lo que honras, aquello que te rodea, te sostiene y te trasciende a ti y a tus intereses. Después te sientas. Y después de sentarte, si es significativo para ti, puedes cantar un texto o leer un libro sobre el Dharma. No para conseguir información y aprender, sino como si este fuera una verdad para tu inspiración y tu edificación interior. Simplemente escuchar las palabras y dejar que te penetren. Esto toma unos 10 o 15 minutos. Y si algo te llega, puedes recordar la frase, escribirla y ponerla en tu altar. Puedes permanecer con esa palabra o frase por algún tiempo dejando que ella impregne tu mente, tu cuerpo y tu corazón.

Con el tiempo esta práctica diaria de sentarse llegará a ser parte de tu vida. Les Kaye siempre dice, "Nadie piensa que sea un gran problema o una pesada carga cepillase los dientes todos los días. La gente no se queja diciendo, soy muy infeliz, es muy pesado tener que cepillarme los dientes. La gente se cepilla los dientes sin pensar en ello". Él dice "Tu práctica meditativa debería ser como eso, simplemente como cepillarse los dientes". Hazlo solamente. No pienses, Oh que grande soy, mírenme, estoy meditando. Nadie dice "Oh, véanme como me cepillo los dientes diariamente". ¿Qué piensan ustedes de eso? Nadie dice eso, solamente se hace y ya, no es una gran cosa. En la misma forma has tu práctica meditativa.

Eso es lo primero que hay que hacer. Desarrollar una práctica como esta puede tomar tiempo: Puede que sea o no sea correcta para ti pero debes tratar de hacerla. Trata de hacerlo por un mes, después otro. Al principio trata hacerlo tres días a la semana por 20 minutos durante uno o dos meses. Haz compromisos de corto plazo y observa como se siente. Poco a poco podrás ir apreciando tu práctica y como se siente al practicar. Poco a poco desarrollaras un compromiso total con ella.

Esto es lo primero con relación a la práctica. Hacer regularmente algún tipo de práctica contemplativa considero que es fundamental. Si no es así, si no hay una práctica diaria, regular, los beneficios de la meditación serán nulos o escasos. Por lo tanto eso es la primera actividad.

La segunda actividad es practicar con otros cuando podemos. Sentarse juntos, estudiar juntos, hablar unos con otros, apoyarnos unos a otros. Yo creo que es muy importante que nos reunamos porque cuando practicas solamente en forma individual y nunca te sientas con otros es muy fácil caer en una práctica centrada en uno mismo. "Me siento para ser una mejor persona, para ser más hábil, más espiritual, me siento para tener un día mejor, tener una vida mejor, etc. etc.

Y es muy posible que consigamos estar más tranquilos, tener un día mejor, tener una mejor vida. Pero si solo se trata de eso no vamos a profundizar lo suficiente en nuestra práctica y sentirnos satisfechos. Nosotros debemos sentarnos con otros y para otros. De esta manera cuando nos reunimos y tenemos contacto unos con otros, cuando nos retiramos a nuestra casa y nos sentamos solos podemos sentir que no nos estamos sentando solos. Nadie se sienta solo. Nos estamos sentando con nuestros hermanos y hermanas del Dharma y con todos los seres sintientes. En ese momento somos realmente. Ese es el sentimiento que realmente tenemos cuando nos sentamos. Cuando tenemos esa experiencia de sentarnos juntos, de sentarnos con otros y para otros lo más frecuente que podamos dentro de nuestras condiciones de vida, nuestra práctica se magnifica, se expande y crece. Por lo tanto esta es la segunda actividad que hay que hacer, reunirnos con otros para practicar la meditación.

La tercera actividad de nuestra práctica es resultado directo de la anterior, esta concierne a nuestras relaciones espirituales, nuestra cálidas relaciones espirituales. Las relaciones espirituales son cruciales en nuestra práctica espiritual, es un elemento transformador en nuestras vidas. Cuando se desarrollan relaciones espirituales – y ellas no son lo mismo que las relaciones personales, las cuales están basadas en el agrado o desagrado que alguien nos produce – ellas son verdaderamente mágicas. La verdadera amistad es mágica. Permitirnos entrar en la vida de otros y permitir que otros entren en la nuestra es mágico. Eso es por lo que cuando alguien cercano a ustedes muere, sienten que también ustedes en alguna forma mueren, por que esa relación ha hecho que se expresara una parte de sus vidas que de otra manera no hubiera existido.

Por lo tanto nuestras relaciones son realmente importantes – las que tenemos con nuestros maestros espirituales pero también las que tenemos entre nosotros. Ellas son personales, cálidas, humanas, pero al mismo tiempo ellas no son exactamente personales. Ellas son también transpersonales o impersonales o algo así, porque en las relaciones espirituales nos estamos comprometiendo a relacionarnos con otros en el nivel de "ustedes son Buda. Y yo soy Buda". Pero también no somos Buda. Somos una mezcla de confusión, ignorancia y neurosis. Somos todo eso. No es que estemos diciendo: Nosotros no somos eso, nosotros somos perfectos. Nosotros admitimos que somos todo eso, no estamos tratando de engañar a nadie. Si lo deseamos podemos enfatizar eso. Esa es la forma en que generalmente vivimos, enfatizando esa parte de nosotros, pensando que eso es todo lo que hay. La práctica de Zen en la Vida Diaria es reconocer que somos Buda y que también somos gente común y corriente en nuestra vida cotidiana, pero nuestro compromiso es relacionarnos unos con otros colocando delante de nosotros la huella o los pasos del Buda.

Cuando tu caminas pones un pie adelante y después el otro. Primero un pie y después el siguiente. Esa es la forma en que tu sigues caminando con dos pies, uno después del otro. En nuestras relaciones espirituales ponemos por delante los pasos de Buda y sabemos con certeza que ese paso esta allí, aun cuando sabemos que el otro paso también esta allí. Nosotros necesitamos los dos pies si hemos de ir a alguna parte. Esa es la diferencia entre nuestras relaciones espirituales y las otras relaciones. Al final todas, todas las relaciones son espirituales. Al fin nos relacionamos con todos en la misma forma, no hay diferencia entre la gente con quien practicamos y los otros. Pero inicialmente necesitamos establecer esta forma especial de relacionarnos, entrenarnos en ellas con el objeto de descubrir que todas nuestras relaciones son relaciones especiales.

Ya he hablado anteriormente acerca de las relaciones con el maestro, por lo tanto el día de hoy no voy a decir mucho acerca de ella, pero en cierta forma no es muy diferente de lo que ya he dicho. Cada relación es única. Cada relación de dos o en grupo es única. Nosotros somos diferentes en esta o aquella relación porque cada persona evoca algo diferente en nosotros. Por lo tanto cada relación entre maestro y alumno es diferente, dependiendo de las personas. A lo que estoy dedicando mi vida, como un maestro espiritual, es a explorar la posibilidad de que podamos tener relaciones espirituales significativas por un tiempo largo, durante el cual los maestros con autoridad espiritual sean seres humanos comunes y corrientes, no personas alejadas que viven en las alturas y quienes en virtud de esta situación tenderán a derrumbarse. Individuos que puedan relacionarse de persona a persona, de adulto a adulto. Yo creo que esto constituye un verdadero problema. Es difícil no caer en los extremos ya que con frecuencia o el maestro es considerado un sabio capaz de leer mi mente o por el contrario nadie puede ser mi maestro por que nadie puede decirme que hacer o como ver las cosas mejor que yo. Es muy difícil evitar estos extremos. A través de nuestra confianza le otorgamos poder a los maestros espirituales de tal manera que nos comprometemos en una relación que en ultima instancia nos autoriza o legitima. Por lo tanto yo considero que la relación espiritual es la tercera actividad realmente importante.

Ahora veamos cual es la ultima actividad en la práctica del Zen en la Vida Diaria la cual probablemente es la más importante. Esta es la práctica diaria, la práctica de estar atentos momento a momento, de estar presentes en nuestra actividad ordinaria todo el tiempo. La verdad esta siempre presente, siempre allí. No es algo que está presente sólo en el cojín de meditar. No es algo que existe solo durante un retiro o cuando vemos a nuestros maestros o compañeros estudiantes. Es realmente un asunto de cada día. Como ya lo dije al principio en nuestra práctica del Zen de cada día no hay templo. No hay un lugar que sea depósito de la verdad. El lugar, el templo es nuestro cuerpo, nuestro lenguaje y nuestra mente. Ese es el lugar a donde tu debes ir a practicar. Es una pena que casi hallamos llegado al final de esta plática por que hay cientos de pláticas acerca de cómo practicar en la vida diaria con el cuerpo, el leguaje y la mente. Pero no tenemos tiempo para hablar acerca de todo esto.

Hablaré brevemente sobre la práctica del cuerpo. En el Sutra de la Atención Plena se dice: "Conciencia del cuerpo en el cuerpo", estar en el cuerpo, ser el cuerpo, ser consciente dentro del cuerpo, cuidar del cuerpo, cómo actuamos con nuestro cuerpo. Nosotros realmente necesitamos poner atención a nuestro cuerpo y amarlo. No como mi yo sino como una maravillosa manifestación de Buda o de Dios. La Biblia dice que estamos hechos a imagen y semejanza de Dios. Esto es profundo y debemos sentirlo en el corazón. El cuerpo es el modelo de Dios. La práctica de la atención plena, la práctica de la respiración, de caminar, estar de pie o acostado, de dar amor benevolente y muchas muchas otras formas de hacerlo. Eso es la primera cosa. Eso a lo largo de todo el día.

Ahora hablaremos del lenguaje y la enorme importancia de esta práctica. De nuevo, la Biblia nos dice que el mundo fue creado con la palabra de Dios. De Jesús se dice que es "el verbo". Nuestras palabras son poderosas y misteriosas; nosotros creamos palabras cada vez que hablamos. ¿Cómo nos hablamos a nosotros mismos, cómo hablamos a los otros? No mintiendo, hablando con amabilidad, con cuidado, no hablando con frivolidad, hablando correctamente. En la esfera de lo humano, la práctica del lenguaje es un gran reto en la medida que tenemos conflictos y dificultades y emociones; una práctica verdaderamente difícil en el mundo real. Eso es algo muy bueno cuando nos reunimos para meditar. No tenemos muchos problemas, principalmente porque no hablamos y cuando hablamos no tenemos asuntos que resolver, todo esta bien. Es fácil hablar con amabilidad. Pero en muchas situaciones esto no es fácil. Esa es la práctica del hablar.

La mente. La cual no se refiere solamente al intelecto sino también incluye las emociones. Recientemente alguien me dijo que los científicos habían descubierto (los científicos constantemente están descubriendo cosas que la gente ya sabía por siglos) que el corazón tiene tanta actividad neuronal como el cerebro. En otras palabras, el corazón piensa tanto como la cabeza. Nosotros realmente necesitamos pensar claramente y rectamente, con el corazón y la cabeza para poder reconocer nuestras ilusiones y nuestra confusión, nuestras alegrías y nuestras esperanzas por lo que ellas realmente son. Yo creo que esto es en realidad lo más importante de todo en nuestra práctica espiritual: ser consciente de tu estado mental y de tu situación. Verlo claramente, ser paciente y comprender la diferencia entre las condiciones que dan origen a la tranquilidad y la felicidad y las condiciones que dan origen al sufrimiento. Si practicamos con conciencia clara de todo esto, eventualmente emergerá la magia de la atención plena y clarificaremos nuestras vidas o nuestras vidas se clarificaran en forma natural en el curso de nuestra práctica.

Aquí es donde el estudio nos ayuda. El estudiar los textos y las escrituras nos ayuda a clarificar nuestros pensamientos y sentimientos. Nosotros estudiamos por esto y no por ser eruditos. Nosotros sabemos que lo que realmente importa es como pensamos y como sentimos. Generalmente recibimos mucha información del mundo que nos rodea y es por eso que estudiar a nuestro paso y nuestra manera nos ayuda a contrarrestar la confusión del mundo, nos ofrece una información desde una fuente mucho más profunda y sabia. No importa cuanto estudiemos o cuanto aprendamos. Algunas personas leen cientos de libros y otras casi no leen. Issan Dorsey, un antiguo camarada mío, acostumbraba jactarse que el único libro que el había leído era Mente Zen, Mente de Principiante y que incluso este se le había dificultado. Pero que eso era todo lo que necesitaba. Yo creo que aun permanezco como en mis viejos tiempos suficientemente idealista pues creo que podemos practicar todas estas cosas de las que he estado hablando y que si las hacemos eso significara una diferencia para nosotros. Y no solo para nosotros sino para el mundo. Después de todo Zen es práctica de bodhisattva. Si la gente necesita comer, el bodhisattva aparece como alimento. Si la gente necesita un mantel, el bodhisattva aparece como un mantel. Si necesitan un bote de basura, el bodhisattva aparece como un bote de basura. Si la gente necesita un abogado, el bodhisattva aparece en el banquillo del abogado. Si ellos necesitan un doctor, el bodhisattva tiene un estetoscopio. Si ellos necesitan un técnico en computación, el bodhisattva aparece como material para computadora.

Esto quiere decir que deben haber bodhisattvas en todas partes practicando para beneficiar a otros. Seria muy malo que todos aquellos que tienen inclinaciones espirituales se retiraran del mundo y se fueran a los monasterios. Esto sería realmente desafortunado y el mundo iría a la ruina.

No me interpreten mal, pues creo que los monasterios son realmente buenos. No es que los monasterios y templos no sean buenos. Yo siento que ellos son necesarios. Todos nosotros, si tenemos la oportunidad, deberíamos pasar algún tiempo en un monasterio. Bob Thurman tiene una tesis que yo considero es correcta de que los monasterios son la alternativa social a los ejércitos y los gobiernos: los ejércitos y los gobiernos son para la protección y la agresión y los monasterios son para enseñar amor y paz. Por lo tanto todos necesitamos templos y monasterios. No es que ellos no sean importantes. Pero la práctica fuera del monasterio también es importante y buena. La mente humana y en especial la occidental es muy chistosa pues siempre dice "si esto es bueno, entonces todo lo demás no debe ser tan bueno. Si esto es bueno, debe ser la forma correcta y todo lo demás debe ser erróneo." Pero las cosas no son así. Esto es bueno y eso también lo es. Esto es importante y eso también es realmente importante. Pero es obvio que no podemos hacer todo, cada uno tiene que hacer lo que le es dado hacer sin decir "Oh Dios mío, pobre de mí, no puedo hacer esto, yo solo puedo hacer aquello."

¿De todos modos, en que consiste eso de morir y nacer? Todo ocurre con tal velocidad que después de todo resulta difícil decir la diferencia entre nacer y morir pues tal parece que ambos fenómenos son muy parecidos. ¿Pero cuál es el propósito? Parece muy bonito y en realidad lo es, hacer esto y aquello, tener un hogar y una familia, etc. etc., pero nada de esto es suficiente para nosotros. Después de todo somos seres humanos, salvajes y locos – cultivadores de la tierra y contempladores de estrellas – y nunca estaremos satisfechos de no hacer el esfuerzo de conocer y vivir la verdad. Por eso es un gran experimento para nosotros – la práctica del Zen de cada día. Toda nuestra vida será insuficiente para agotarlo, nunca seremos capaces de comprenderlo. Y eso esta bien. No nos aburriremos. Y cuando nuestra vida llegue a su fin sabremos que la hemos utilizado bien.

Esta plática fue transcrita por Judy Gilbert, editada por Norman Fischer y revisada por Tim Burnett. Traducido por Alejandro Córdova C. (Veracruz, México) alejandrocordovacordova@hotmail.com